Fue a finales de enero de 2025 cuando Donald Trump, ya en su papel de presidente de Estados Unidos, anunció que impondría un 25% de aranceles a México y Canadá por no colaborar en el freno de los migrantes y el tráfico de fentanilo. Esto entraría en vigor el 4 de febrero, aunque la presidenta Claudia Sheinbaum logró un acuerdo para frenar por un mes las medidas.
Aunque por un lado el tema se mantenía en calma, Trump no se quedó quieto y dos semanas después firmó una orden para anunciar aranceles de 25% a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio, esto para todo el mundo. Esta nueva medida, ¿en qué nos afecta?
Los especialistas aseguran que para generar “ruido” e imponer su forma de gobierno, los movimientos de Trump serán constantes durante todo 2025. En el caso de México, mientras se sigue en espera de ver si ese 25% será para todo tipo de productos o si sólo quedará en acero y aluminio, ya existen inversiones que se mueven con sutileza y no con el avanzado crecimiento de años atrás.
Por ejemplo, durante y después de la pandemia, México se convirtió en una especie de “paraíso” para los asiáticos, quienes vieron en este territorio, por la cercanía con Estados Unidos y el costo de la mano de obra nacional, un sitio estratégico que se tradujo en la explosión del llamado nearshoring.
China, por ejemplo, fue amenazada durante el primer mandato de Trump a imponerle aranceles de hasta 60%, por lo que en su momento prefirieron mover sus negocios fuera de su terreno. En México, desde la pandemia, las inversiones chinas crecieron hasta 50%.
Sin embargo, mientras los aranceles se resuelven, las mudanzas de las producciones podrían darse fuera de México, ya que no resultaría rentable dejar a sus equipos aquí y preferirían seguir produciendo en su lugar de origen.
Los dueños de los parques industriales también están en espera, y qué decir de diversas cadenas de suministro que tienen la ruta de producción en el norte del país.
Por un lado, se piensa que estas medidas de Trump sean temporales, pero también se preguntan qué tanto se van a expandir a otros puntos, más allá de México y Canadá.
Marcelo Ebrard, Secretario de Economía, ya enfatizó que no había garantías para asegurar que las nuevas políticas de Trump no sean impuestas a México. De hecho, el arancel de 25% al acero y aluminio entra en vigor el 12 de marzo y afectarían principalmente a Canadá, Brasil y México, quienes en conjunto cubren la mitad del acero que importa Estados Unidos.
Edmundo Enciso Villarreal, presidente de las comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en la Ciudad de México, dijo a CNN que estos aranceles afectarían principalmente a la industria automotriz y de autopartes, a la de electrodomésticos y construcción; ésta última se traduciría en relanzar proyectos de infraestructura y elevar los costos de la vivienda.
La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) no sólo rechazó la decisión estadounidense, sino que también advirtió que vienen consecuencias graves para la industria siderúrgica en México y la cadena de valor metalmecánica de América del Norte en su conjunto.
“Los aranceles amenazan 75% de las exportaciones de acero mexicano, valuadas en dos mil 100 millones de dólares, poniendo en riesgo empleos e inversiones clave en nuestro país”, pusieron en su comunicado.
El empresario Carlos Slim, en su conferencia anual, tocó el tema de los aranceles y refirió que no será ésta la solución de los problemas, y que por el contrario afectaría el crecimiento económico estadounidense. Consideró que se trata de una forma de “negociar”.
Y mientras las fechas avanzan con Estados Unidos y sus imposiciones, México también recibió el lunes 3 de febrero el anuncio de que Daniel Noboa, presidente de Ecuador, impondría al país un arancel de 27% en todos los productos. Lo hizo porque considera que existe un “abuso” en el intercambio comercial no petrolero, aunque también es parte a la respuesta tras el conflicto diplomático de hace un año, cuando la embajada mexicana en Quito dio asilo al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
De enero a noviembre de 2024, Ecuador realizó desde México importaciones no petroleras por al menos 551 millones de dólares. Entre los productos con mayor peso están las medicinas, por valor de 66 millones de dólares; automóviles livianos, con 40 millones de dólares; y electrodomésticos, con 38 millones de dólares. El dinero restante fue por shampoo, artículos de higiene, computadoras, preparaciones de harina, tuberías y sustancia alcohólicas para elaborar bebidas.

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