La economía por encima de la salud

En medio de esta pandemia ocasionada por el Covid-19, los gobiernos comienzan a ceder ante la presión de las fuerzas económicas que se han visto afectadas durante este periodo, un ejemplo claro es la carta que recibió en días pasados el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en la cual 11 Senadores pidieron a Pompeo presionar al gobierno mexicano para incorporar como negocios esenciales a las industrias que proveen a los sectores alimenticios, médicos, de transporte, infraestructura, aeroespacial, automotriz y de defensa; toda vez que mientras México mantenga el cierre de “actividades no esenciales”, las cadenas de suministros seguirán interrumpidas.

Como se puede apreciar en este caso, los grupos económicos en Estados Unidos están ejerciendo presión sobre sus representantes estatales como son los Senadores, para que ellos a su vez ejerzan presión sobre la administración del Presidente Donald Trump, siendo conocedores de que en los 17 meses que va de la administración del Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, Donald Trump ha conseguido todo lo que se ha propuesto de la administración mexicana, sobre todo después de que se hiciera pública la parcialidad con la que se impusieron los criterios de “actividades no esenciales” priorizando los caprichos presidenciales como la refinería Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, por más descabelladas que parezcan estas inversiones en momentos como el que se vive actualmente, ya que la refinería no representa bajo ningún análisis una inversión inteligente con los precios del petróleo en niveles mínimos históricos y con una clara tendencia mundial que se dirige hacia las energías limpias y renovables.

Por otro lado, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en múltiples estudios por parte de autoridades aeronáuticas internacionales, han advertido sobre su inviabilidad, elevado costo y que quedará ampliamente rebasado en un corto plazo, igual de incómoda es la situación en la cual se encuentra el proyecto del Tren Maya, que arrancó sin un estudio de impacto ecológico, falta de consultas a los pueblos que se verán afectados por la construcción del mismo y la opacidad con la cual se están entregando las concesiones para construir los tramos férreos.

Pero ya que estos proyectos fueron promesa de campaña del presidente López Obrador, se decidió otorgarles la relevancia para ser actividades esenciales y de esta manera poder continuar ininterrumpidamente dichas construcciones aun cuando una parte muy importante de la sociedad mexicana exigía que esos recursos fueran destinados al combate del Covid-19, poniendo en riesgo de contagio a miles de trabajadores que laboran en fábricas que proveen materiales para continuar con estas obras; por su parte, Donald Trump también quiso aprovechar la actual emergencia sanitaria para enaltecer sus propios proyectos de campaña como lo es el muro fronterizo llegando incluso a enviar un mensaje vía Twitter señalando que los estadounidenses tenían mucha fortuna de tenerlo como Presidente, ya que en sus propias palabras el muro fronterizo ha evitado el cruce de personas infectadas con Covid-19 a Estados Unidos provenientes de México, aunque en innumerables notas periodísticas ha quedado exhibida la ineficacia del muro que ha representado hasta el momento una erogación de varios millones de dólares.

Es en estos aspectos, en donde podemos notar la clara similitud en el discurso de ambos presidentes, al intentar aparentar una imagen fuerte y de tener bajo control la crisis sanitaria, que claramente ha superado los sistemas sanitarios públicos de ambos países siendo Estados Unidos actualmente el epicentro de la pandemia y marcando una clara diferencia en la desigualdad que existe entre los servicios de salud con los que cuenta la gran mayoría de estadounidenses y las clínicas hospitalarias de atención privada a la que tienen acceso la minoría más adinerada de los Estados Unidos. Por su parte, en México ni siquiera se cuenta con datos fiables por parte de las autoridades de cuántos casos de contagios hay en el país, ya que el gobierno se ha rehusado desde un inicio a realizar las pruebas suficientes a la población, llegando a ocupar por la OCDE el vergonzoso último lugar de los países que menos pruebas realizan por habitante, con la intención de informar durante toda la emergencia sanitaria el menor número de casos positivos y de defunciones por Covid-19 con el riesgo que esto conlleva.

Es aquí, en donde toma vital importancia el tan ansiado tema electoral en ambos países, por su parte Estados Unidos llevará a cabo elecciones presidenciales el próximo noviembre, por lo que el Presidente Trump tiene especial interés en reaperturar las actividades económicas y tratar de perder la menor cantidad de empleos posibles que golpearía de manera directa a su base electoral, ya que durante su campaña presidencial él se promovió como el presidente del empleo para los norteamericanos; por otro lado, el Presidente López Obrador teniendo en la mira las elecciones intermedias del próximo año, en donde buscará mantener el control sobre el Congreso de la Unión, intentará reactivar una decaída economía aun con discursos disparatados en donde promete la creación de 2 millones de empleos, aunque en la realidad no se vea de dónde pueden generarse dicha cantidad de empleos en un entorno en el cual la pandemia y la falta de apoyos por parte del gobierno están orillando a cientos de pequeñas y medianas empresas al cierre prácticamente definitivo de sus operaciones, mientras empresas y tiendas como Elektra, propiedad de Grupo Salinas, han mantenido sus operaciones sin cambio alguno a pesar de la falta de garantías sanitarias para sus empleados, pero ya que este Grupo ha sido la empresa más beneficiada con contratos por parte de la actual administración, parece que esta situación puede pasarse por alto.

En ambos casos y con la agenda electoral en puerta, hay un tema que parece imponerse a la salud: la economía. En las mencionadas administraciones queda claro que sus proyectos personales resultan ser más importantes a la hora de destinar recursos, que al fortalecimiento del sistema de salud, en el cual han quedado en evidencia las múltiples fallas como lo es la falta de equipo médico adecuado para atender una emergencia, el escaso número de camas y respiradores artificiales, así como la falta de personal capacitado; esto sin mencionar, el escandaloso sobreprecio en el cual se están adquiriendo los insumos médicos necesarios de último minuto ante la clara falta de previsión por parte del gobierno.

Siendo el factor económico la prioridad de los gobiernos, quienes resultamos ser los más afectados somos la población en general, ya que en México la falta de políticas públicas de la actual administración, deja vulnerables a la mayoría favoreciendo muchas veces a la minoría que son los de mayor poder adquisitivo; un ejemplo claro de planeación en México, es haber desaparecido el servicio de salud al cual tenían acceso las personas de menores recursos económicos en el país (Seguro Popular) y creó con la intención de sustituirlo, al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), sin que este estuviera listo para brindar la atención médica de los afiliados al Seguro Popular, poniendo de esta manera en riesgo a miles de personas en el país. Por su parte, el mandatario norteamericano en su plan presupuestario destina a La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés) un incremento del 12% con tal de hacer valer su promesa de que el hombre vuelva a pisar la luna en el año 2024, de igual manera, incluye aumentos importantes en su presupuesto para gastos militares, en contraparte reduce el presupuesto en rubros sumamente importantes como es: vivienda en 15% y protección medio ambiental en 26%, solo por citar algunos ejemplos.

Si bien, esta crisis sanitaria no tiene precedente y según los expertos el ser humano deberá aprender a vivir con el coronavirus por varios años, estos gobiernos en particular aún pueden corregir el rumbo de sus respectivas administraciones privilegiando el gasto en materia de salud por encima de caprichos personales, ya que será de vital importancia para todos los países del mundo tomar medidas no solo para combatir la actual emergencia sanitaria, si no será necesario tomar todas y cada una de las medidas al alcance para inhibir y de ser posible evitar futuros brotes, ya que como ha dejado claro el Covid-19, esta no será la última pandemia a la que se enfrente la humanidad y que ha dejado clara la importancia que debemos darle a la salud, porque si bien es cierto que la economía es vital para las familias, es igual de cierto que no habrá economía sin familias, ya que es importante señalar que si hay un punto que se pudiera considerar “favorable” respecto del Covid-19, es su baja tasa de mortalidad con respecto a enfermedades que pudieran resultar mucho más mortíferas para el ser humano.