Los medios contra la propaganda
En medio de la pandemia mundial por el Coronavirus, en la arena pública mexicana se libra una feroz batalla entre los Medios de Comunicación y el gobierno de la 4T por la Información veraz y oportuna sobre lo que realmente sucede con el letal virus. Y me parece que hasta el momento ninguno de los dos bandos ha ganado la guerra y el único que ha perdido es México y los ciudadanos.
¿Por qué la gran mayoría de los medios y periodistas influyentes en la opinión pública dudan de los reportes oficiales de la crisis sanitaria y económica?, ¿Por qué el Presidente reniega casi a diario de la cobertura mediática? y ¿Por qué buena parte de la sociedad siente que la gestión gubernamental de la pandemia ha sido ineficiente y vamos, como el Titanic, a estrellarnos pronto con el Iceberg?
En el ambiente, en plena cresta de la pandemia, lo que predomina es la desinformación, la confusión, el desencanto, la incertidumbre y la angustia social. Los medios responsabilizan al gobierno y éste a los medios, lo que nos puede conducir al abismo. Qué está sucediendo?
En mi opinión, las partes no se conectan y la suma es cero, debido a que mientras los medios buscan INFORMACIÓN, el gobierno les ofrece muchas veces PROPAGANDA y así no podemos esperar una adecuada relación que beneficie a la SOCIEDAD.
Ahora bien, hay que entender el juego de cada uno de los actores. En primer lugar, los medios de comunicación, que atraviesan por una severa crisis de liquidez, debido a la caída de la PUBLICIDAD gubernamental y privada, (deben sin duda reinventarse) tienen derechos, libertades, intereses e ideologías que ningún poder debe soslayar ni conculcar. Los derechos a la Libertad de Expresión y de Prensa son constitucionales. Su gran desafío es mantener o acrecentar su credibilidad. Y si bien muchos dependían de la publicidad gubernamental hay otros que se han mantenido de pie y con la frente en alto, a pesar de los ataques presidenciales en las mañaneras del Palacio Nacional.
Los grandes medios han sobrevivido, más allá del gobierno en turno, porque con seriedad le han apostado al manejo profesional de la INFORMACIÓN, ganando la confianza de sus lectores o internautas. En esta crisis que nos obliga a estar en casa resaltaría, por ejemplo, el caso de EL UNIVERSAL que en el mes de marzo reportó visita récord a su web de 50 millones de usuarios.
El diario REFORMA es otro ejemplo de periodismo independiente y aguerrido del poder. El Presidente lo critica casi todos los días por ser “el periódico de los conservadores”, pero su influencia es incuestionable, quizá como la que tenía El Mercurio de Chile en la década de los 70s.
Hay revistas semanales libres también, como PROCESO, que han traspasado sexenios enteros sin subsidios gubernamentales. Y portales de noticias que lideran los rankings de consumo digital, como SDP NOTICIAS, entre otros.
La materia prima de todos ellos es la INFORMACIÓN y su compromiso es con la transparencia y la rendición de cuentas, a lo que son alérgicos casi todos los gobiernos del mundo.
En segundo lugar, es necesario entender -no justificar- el papel del gobierno. La estrategia de Comunicación parece basarse en la PROPAGANDA que genera percepciones pero no transmite hechos, realidades ni mensajes convincentes que compren los medios o la sociedad. Nos recetan, como la televisión cubana, más de 4 horas diarias de conferencias de prensa y videos sabatinos y dominicales que muchas veces no dan nota, quedando lejos de las expectativas sociales. Pero, hay que decirlo, al proyecto del Presidente sí le son muy útiles. Por ello, más que desaparecerlas como lo desean algunos, las amplía.
THE GUARDIAN cuestionó la utilidad de las mañaneras y las calificó como “espectáculos sin valor”. Yo discrepo de lo dicho por el periódico inglés pues las conferencias del Presidente y las de sus voceros le sirven, y mucho, para apuntalar su política clientelar con miras a las elecciones intermedias del 2021 y las presidenciales del 2024.
A mi juicio se equivoca el Presidente en el maltrato cotidiano a los medios y al creer que con esta estrategia los debilitará, dividirá y ganará. Cree erróneamente que hoy los medios dependen más de él y no es así. Ya no es como antes. Quieran o no, los políticos necesitan a los medios tradicionales y las redes sociales para transmitir sus mensajes a todos los públicos.
En el reparto de la publicidad oficial también se ven fallos. Se dejan fuera o se les da poco del pastel a los medios que lideran la red y se aceita sólo a medios capitalinos y locales que son partidarios de su movimiento y a los paleros que acuden a las mañaneras.
Finalmente, me refiero a las audiencias del siglo XXI. La gran mayoría de la SOCIEDAD, más en tiempos de crisis, rechaza la propaganda, la opacidad y la retórica, aunque su líder sea carismático y todopoderoso. Las dudas ciudadanas persisten porque no se dan datos confiables ni respuestas claras y oportunas sobre la magnitud y el impacto de la pandemia. No se informa con rigor y precisión, lo que propicia desinformación y una guerrilla de noticias falsas. Sin embargo, tarde o temprano, la realidad social se impondrá.
Todavía el martes 5 de mayo, el vocero de la pandemia informó que ya “aplanamos la curva” del crecimiento de contagios, cuando el fin de semana pasado nos advirtió, contrariamente, que nos encontramos en la semana más letal del Coranavirus, y cuando EUA se aproxima a los 100 mil muertos, Gran Bretaña supera los 30 mil y Francia los 25 mil. ¿Acaso los mexicanos somos genios universales en la gestión de pandemias? En Costa Rica, un país libre y democrático, no registran ni 10 muertos a la fecha pero no cantan victoria. Las señales indican que por presiones de EUA ya se impuso la economía sobre la salud y van a reabrir pronto fábricas, escuelas, restaurantes, parques, tiendas, hoteles y playas, no importa quien caiga muerto en un posible rebrote.
En fin, las relaciones de los Presidentes con los Medios, en todo el mundo, nunca han sido tersas por diferentes factores y circunstancias. No olvidemos el pleito de Echeverría con EXCÉLSIOR, el “no pago para que me peguen” de López Portillo, el asesinato del columnista Manuel Buendía en el sexenio de De la Madrid, los choques de Salinas con LA JORNADA, de Zedillo con EL UNIVERSAL, de Fox con RADIO RED de Gutiérrez Vivó, de Calderón con PROCESO, de Peña Nieto con Carmen Aristegui en MVS y hoy de López Obrador con REFORMA.
En México existe demasiada tensión en la relación del Jefe del Estado con los medios, lo que no es positivo para la salud de la República. Ojalá pronto se logre un equilibrio entre ambos poderes que fortaleza a la sociedad y nos ayude a transitar hacia una verdadera democracia que garantice libertad y prosperidad económica para todos.