Más estado y menos mercado

En los albores de la tercera década del Siglo XXI, el gobierno de México ha decidido cambiar de tajo el rumbo del modelo económico y, como en el pasado, le apuesta más a una economía controlada por el Estado que al libre mercado, bajo el argumento central de que el neoliberalismo económico fracasó en el combate a la desigualdad social y la pobreza, lo cual es cierto.

Este giro de 360 grados -en medio de la crisis económica que provocará la pandemia del Coronavirus- trastornará no sólo planes de inversión de empresas nacionales y extranjeras sino que agravará la incertidumbre política, económica y social, con efectos impredecibles para el empleo, la libertad y la prosperidad de la sociedad.

Desde 1986 íbamos en un barco con rumbo al norte, pero en 2020 el Capitán ha decidido dar un golpe de timón y navegar hacia al sur con 130 millones de mexicanos a bordo.

Al igual que sus antecesores, el Capitán tiene derecho a cambiar el rumbo de la economía. La gran incógnita es: ¿Funcionará o nos hundiremos en otra crisis?

En el mundo de la economía existen por lo menos dos grandes escuelas de pensamiento. Las resumo en pocas palabras: Una pro empresarial que sostiene la tesis de que el libre mercado es la única vía para generar más riqueza y menos pobreza, con un Estado que debe limitarse a facilitar condiciones de crecimiento y desarrollo, así como a atender los problemas sociales, en tanto que la otra escuela postula la necesidad de una economía de bienestar social controlada por el Estado y menos por el mercado, con el fin de reducir las desigualdades.

En México ya probamos los dos modelos económicos y la terrible desigualdad social sigue siendo la gran asignatura pendiente desde hace siglos. Repasemos lo que ha sucedido en los últimos 50 años.

Los presidentes Echeverría y López Portillo (1970-1982) le apostaron a la economía de Estado y manejaban la política económica desde Los Pinos, la casa presidencial, lo que terminó generando tensiones, choques y rupturas con empresarios y banqueros. A pesar de la abundancia y los altos precios del petróleo, hundieron al país en una prolongada y costosa crisis de deuda y devaluaciones del peso por un excesivo gasto público. El Estado engordó.

Acorralado por la deuda, el presidente De la Madrid decidió en 1986 dar un giro de 180 grados a la política económica y apostarle al mercado ingresando a México al libre comercio mundial, una pista en la que ya corrían las principales potencias económicas del mundo: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, China, Japón y otros. Y empezó a adelgazar al Estado con la privatización de empresas paraestatales que eran barriles sin fondo, a decir de los tecnócratas o neoliberales.

En su periodo (1988-1994), el presidente Salinas de Gortari, formado en Harvard, apretó más la tuerca y con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá dejó la economía en manos del mercado y del llamado neoliberalismo económico. Adelgazó más al Estado y dio más poder al mercado, dejando al final otra crisis, la de los famosos Tesobonos.

Tocó el turno al presidente Zedillo, educado en Yale, quien políticamente rompió con Salinas por la crisis del tequila que le heredó y la desbordada corrupción de su hermano Raúl, pero continúo privatizando empresas estatales y apostando al modelo de libre mercado.

En el 2000, el PRI perdió por vez primera la Presidencia a manos del panista Vicente Fox y el modelo económico prosiguió. Las manos del libre mercado continuaron dominando y gobernando casi por encima del Estado, generando riqueza para los mismos de siempre, nacionales y extranjeros, sin amortiguar las desigualdades sociales.

Con el presidente Calderón continúo la política económica. La riqueza del modelo neoliberal siguió repartida en pocas manos y, tras su controvertido triunfo electoral del 2006, los grupos sociales de izquierda se enardecieron.

En 2012, el PRI recuperó la Presidencia con Peña Nieto. Fue la segunda alternancia en el poder, pero el libre mercado siguió siendo el rey y el Estado fue de papel. La riqueza que se generó no calmó la sed de venganza de los de abajo. La justicia social que postuló el PRI quedó en promesa y en 2018 perdió de nuevo la Presidencia ante el líder de un movimiento social hartado de gobiernos elitistas.

Ahora, el presidente López Obrador, votado por 30 millones de mexicanos, ha expresado  que  el modelo económico que prevaleció durante 36 años “ ha sido un rotundo fracaso” y trata de cambiarlo de raíz, aún en contra de la corriente mundial, inspirado en el Che Guevara, Simón Bolívar, Fidel Castro, Allende, Lula, Perón y Jesucristo. Ha decidido modificar bruscamente el rumbo del barco, manejar la política económica desde Palacio Nacional y navegar hacia los mares del Sur, donde se hayan las economías de Argentina, Brasil, Chile, Venezuela y Cuba.

El tabasqueño tiene razón al afirmar que el libre mercado y la globalización económica no han atemperado las desigualdades sociales ni han repartido la riqueza a los que menos tienen ni siquiera en Estados Unidos o China. También es verdad que el libre mercado ha debilitado el bienestar de muchos Estados y ha creado gigantescas compañías monopólicas y más multimillonarios en el mundo.

El Presidente sabe que tiene mucho poder y lo goza todos los días. Dicta y decide  la política económica. Parece decidido a volver a engordar al Estado y a quitarle poder al mercado, a costa de lo que sea, pensando que es para bien del pueblo, pero eso está por verse. Ojalá resulte esta arriesgada apuesta. El pueblo votó por él porque ya no quería el yugo de las élites corruptas. Sin embargo, habrá que ver en qué termina esta nueva aventura.

Me parece que debemos tener mucho cuidado con los equilibrios, para que no transitemos de un exceso de mercado a un exceso de intervención del Estado, con las amargas experiencias del pasado.

¿Quien vigilará que el barco vaya por buen camino y no se estrelle como el Titanic en los iceberg de los mares del Sur?  Ya sabemos que al Capitán no le gustan los controles ni los contrapesos. No hay más: nos toca a todos nosotros, a la sociedad civil libre, organizada y movilizada, pues los desarticulados partidos de la oposición van a defender sólo lo suyo y no los intereses nacionales.

Los medios contra la propaganda

En medio de la pandemia mundial por el Coronavirus, en la arena pública mexicana se libra una feroz batalla entre los Medios de Comunicación y el gobierno de la 4T por la Información veraz y oportuna sobre lo que realmente sucede con el letal virus. Y me parece que hasta el momento ninguno de los dos bandos ha ganado la guerra y el único que ha perdido es México y los ciudadanos.

¿Por qué la gran mayoría de los medios y periodistas influyentes en la opinión pública dudan de los reportes oficiales de la crisis sanitaria y económica?,  ¿Por qué el Presidente reniega casi a diario de la cobertura mediática? y ¿Por qué buena parte de la sociedad siente que la gestión gubernamental de la pandemia ha sido ineficiente y vamos, como el Titanic, a estrellarnos pronto con el Iceberg?

En el ambiente, en plena cresta de la pandemia, lo que predomina es la desinformación, la confusión, el desencanto, la incertidumbre y la angustia social. Los medios responsabilizan al gobierno y éste a los medios, lo que nos puede conducir al abismo. Qué está sucediendo?

En mi opinión, las partes no se conectan y la suma es cero, debido a que mientras los medios buscan INFORMACIÓN, el gobierno les ofrece muchas veces PROPAGANDA y así no podemos esperar una adecuada relación que beneficie a la SOCIEDAD.

Ahora bien, hay que entender el juego de cada uno de los actores. En primer lugar, los medios de comunicación, que atraviesan por una severa crisis de liquidez, debido a la caída de la PUBLICIDAD gubernamental y privada, (deben sin duda reinventarse) tienen derechos, libertades, intereses e ideologías que ningún poder debe soslayar ni conculcar. Los derechos a la Libertad de Expresión y de Prensa son constitucionales. Su gran desafío es mantener o acrecentar su credibilidad. Y si bien muchos dependían de la publicidad gubernamental hay otros que se han mantenido de pie y con la frente en alto, a pesar de los ataques presidenciales en las mañaneras del Palacio Nacional.

Los grandes medios han sobrevivido, más allá del gobierno en turno, porque con seriedad le han apostado al manejo profesional de la INFORMACIÓN, ganando la confianza de sus lectores o internautas. En esta crisis que nos obliga a estar en casa resaltaría, por ejemplo, el caso de EL UNIVERSAL que en el mes de marzo reportó visita récord a su web de 50 millones de usuarios.

El diario REFORMA es otro ejemplo de periodismo independiente y aguerrido del poder. El Presidente lo critica casi todos los días por ser “el periódico de los conservadores”, pero su influencia es incuestionable, quizá como la que tenía El Mercurio de Chile en la década de los 70s.

Hay revistas semanales libres también, como PROCESO, que han traspasado sexenios enteros sin subsidios gubernamentales. Y portales de noticias que lideran los rankings de consumo digital, como SDP NOTICIAS, entre otros.

La materia prima de todos ellos es la INFORMACIÓN y su compromiso es con la transparencia y la rendición de cuentas, a lo que son alérgicos casi todos los gobiernos del mundo.

En segundo lugar, es necesario entender -no justificar- el papel del gobierno. La estrategia de Comunicación parece basarse en la PROPAGANDA que genera percepciones pero no transmite hechos, realidades ni mensajes convincentes que compren los medios o la sociedad. Nos recetan, como la televisión cubana, más de 4 horas diarias de conferencias de prensa y videos sabatinos y dominicales que muchas veces no dan nota, quedando lejos de las expectativas sociales. Pero, hay que decirlo, al proyecto del Presidente sí le son muy útiles. Por ello, más que desaparecerlas como lo desean algunos, las amplía.

THE GUARDIAN cuestionó la utilidad de las mañaneras y las calificó como “espectáculos sin valor”. Yo discrepo de lo dicho por el periódico inglés pues las conferencias del Presidente y las de sus voceros le sirven, y mucho, para apuntalar su política clientelar con miras a las elecciones intermedias del 2021 y las presidenciales del 2024.

A mi juicio se equivoca el Presidente en el maltrato cotidiano a los medios y al creer que con esta estrategia los debilitará, dividirá y ganará. Cree erróneamente que hoy los medios dependen más de él y no es así. Ya no es como antes. Quieran o no, los políticos necesitan a los medios tradicionales y las redes sociales para transmitir sus mensajes a todos los públicos.

En el reparto de la publicidad oficial también se ven fallos. Se dejan fuera o se les da poco del pastel a los medios que lideran la red y se aceita sólo a medios capitalinos y locales que son partidarios de su movimiento y a los paleros que acuden a las mañaneras.

Finalmente, me refiero a las audiencias del siglo XXI. La gran mayoría de la SOCIEDAD, más en tiempos de crisis, rechaza la propaganda, la opacidad y la retórica, aunque su líder sea carismático y todopoderoso. Las dudas ciudadanas persisten porque no se dan datos confiables ni respuestas claras y oportunas sobre la magnitud y el impacto de la pandemia. No se informa con rigor y precisión, lo que propicia desinformación y una guerrilla de noticias falsas. Sin embargo, tarde o temprano, la realidad social se impondrá.

Todavía el martes 5 de mayo, el vocero de la pandemia informó que ya “aplanamos la curva” del crecimiento de contagios, cuando el fin de semana pasado nos advirtió, contrariamente, que nos encontramos en la semana más letal del Coranavirus, y cuando EUA se aproxima a los 100 mil muertos, Gran Bretaña supera los 30 mil y Francia los 25 mil. ¿Acaso los mexicanos somos genios universales en la gestión de pandemias? En Costa Rica, un país libre y democrático, no registran ni 10 muertos a la fecha pero no cantan victoria. Las señales indican que por presiones de EUA ya se impuso la economía sobre la salud y van a reabrir pronto fábricas, escuelas, restaurantes, parques, tiendas, hoteles y playas, no importa quien caiga muerto en un posible rebrote.

En fin, las relaciones de los Presidentes con los Medios, en todo el mundo, nunca han sido tersas por diferentes factores y circunstancias. No olvidemos el pleito de Echeverría con EXCÉLSIOR, el “no pago para que me peguen” de López Portillo, el asesinato del columnista Manuel Buendía en el sexenio de De la Madrid, los choques de Salinas con LA JORNADA, de Zedillo con EL UNIVERSAL, de Fox con RADIO RED de Gutiérrez Vivó, de Calderón con PROCESO, de Peña Nieto con Carmen Aristegui en MVS y hoy de López Obrador con REFORMA.

En México existe demasiada tensión en la relación del Jefe del Estado con los medios, lo que no es positivo para la salud de la República. Ojalá pronto se logre un equilibrio entre ambos poderes que fortaleza a la sociedad y nos ayude a transitar hacia una verdadera democracia que garantice libertad y prosperidad económica para todos.

Generación pandemia

Por primera vez en la historia de la humanidad, la declaratoria de una pandemia ha orillado a los gobiernos de todo el mundo a llevar a cabo un ejercicio de distanciamiento social con ayuda de los medios de comunicación y las redes sociales, que hoy en día tienen la capacidad de informar de manera casi inmediata a la población sobre los acontecimientos más relevantes, situación que resultó ventajosa ya que de esta manera en varios países del mundo incluyendo México, hubieron personas que se adelantaron al gobierno para practicar el distanciamiento social, logrando así reducir drásticamente el número de contagios.

El pasado martes 21 de abril, el Gobierno Federal de México declaró oficialmente el inicio de la Fase 3 de la pandemia en México, lo que significa que a partir de ahora, la cantidad de contagios serán a la alza y la proyección apunta a que la epidemia alcanzará su punto máximo entre el 6 y 13 de mayo. Esto implica, que la principal medida que se deberá de mantener, será el aislamiento cuando menos al próximo 30 de mayo.

Derivado de esto, hoy en día cobran mayor importancia preguntas como: ¿Qué va a pasar cuando la emergencia sanitaria termine?, ¿Seguiremos igual o ajustaremos algunas actividades o estrategias?; ya que esta pandemia nos ha llevado a una situación tan insólita que sin duda será un cambio para muchas generaciones.

Aunque no hay un consenso para el término de “generación”, se podría definir como el conjunto de personas que, por nacer en fechas próximas o recibir alguna educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos, es por esto, que los efectos derivados de la pandemia por el covid-19, como la suspensión de actividades comerciales y administrativas, el cierre de las escuelas a todos los niveles educativos, centros religiosos, la cancelación de importantes eventos nacionales e internaciones, y lo que puede ser más impactante para todos: el aislamiento social, que hasta el momento, solo habíamos podido imaginar en alguna película de ciencia ficción; se trata de un periodo con unas características nunca antes vividas y que marcará un hito que recordará la historia.

Por la relevancia de esta situación, se ha venido manejando en diversos medios de comunicación, el anunciar el surgimiento de una nueva generación en la que muchos nos veríamos reflejados desde diferentes perspectivas pero que sin duda, cambiará drásticamente la manera en la que desarrollamos nuestras actividades en el día a día.

Las referencias de las generaciones que en los textos de marketing más se mencionan son: la generación de los Baby Boomers (1949-1968), la generación X (1969-1980), o de los Millennials (1981-1994); en general, los grandes cambios sociales, culturales, o hechos históricos de impacto, han dado pie al surgimiento de estas generaciones y no cabe duda que la cuarentena en la que se encuentra el mundo puede dar inicio a una generación denominada Pandemia, al menos en México esta generación será constituida por diferentes grupos poblacionales que han vivido esta crisis sanitaria de diversas formas, pero siempre con un cambio en alguno de sus hábitos más simples como es el contacto físico y la higiene de manos.

Las principales características que definirán a esta generación serán:

  • Constante higiene de manos.
  • Uso de cubre bocas e incluso guantes desechables al salir de casa.
  • Aislamiento social indeterminado en algunos países.
  • Al regresar a casa desinfectar y/o lavar todo lo que estuvo expuesto en la calle desde zapatos, ropa, llaves, celular, objetos adquiridos en alguna compra, interior de los vehículos, etc.
  • Suspensión de actividades comerciales, religiosas, deportivas y educativas.
  • Implementación de clases a distancia en todos los niveles educativos.
  • Home office para muchas empresas e instituciones públicas que nunca antes lo habían implementado.
  • Acceso restringido a una sola persona por familia para poder realizar compras en supermercados.
  • Incremento de compras online.
  • Convivencia con familiares únicamente a través de videoconferencias.

Y puede ser que esta lista siga creciendo con el avance de la pandemia por el covid-19, sin embargo, formarán parte de la rutina diaria hasta que el coronavirus sea declarado bajo control por las autoridades sanitarias a nivel mundial.

La generación pandemia, también será conformada por aquellos niños y niñas que están naciendo en circunstancias que sus padres nunca se hubieran imaginado, en donde las instituciones de salud tanto públicas y privadas deberán de tener un control médico más riguroso, tanto con el bebé como con la madre durante los cuidados prenatales como en la etapa post parto, incluso los familiares y amigos solo podrán conocerlos a través de fotos o videos (si es que cuentan con los medios tecnológicos para poder llevarlo a acabo), sin saber hasta cuándo podrán estar físicamente con el nuevo integrante de la familia.

Otra circunstancia mencionada en los puntos anteriores, es el home office que las empresas han implementado y que las instituciones públicas tuvieron que poner también en marcha, actividad que de igual forma requiere del uso de la tecnología, la persona que labore desde su casa deberá de contar con algún dispositivo móvil o equipo de cómputo dependiendo de sus actividades y por supuesto tener conexión a internet; ya que sin éstas herramientas el home office no es productivo para ninguna empresa ni viable para el trabajador.

En México, lo que más ha llamado la atención es la suspensión de actividades escolares, poniendo en duda las fechas en que concluirá el ciclo escolar y si los estudiantes podrán concluirlo de manera satisfactoria por dicha suspensión; y es más preocupante debido a las brechas de desigualdad que existen en el país y el programa “Aprende en Casa” que ha implementado la Secretaría de Educación Pública (SEP) que se ha realizado a través de internet y televisión.

Para quienes contamos con equipo de cómputo, dispositivo móvil, conexión a internet y televisión, lo anterior suena bastante cómodo y fácil por realizar, pero desafortunadamente en México no todas las familias cuentan con estos medios para poder llevarlo a cabo.

En febrero de este año, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) publicó que en 2019 se contabilizaron 80.6 millones de usuarios de Internet, que representan el 70.1% de la población mexicana de seis años o más. La ENDUTIH 2019 presentó resultados para los ámbitos urbano y rural, siendo de 76.6% para la zona urbana y de 47.7% en la rural.

Por otra parte, la encuesta estima que en 2019 hubieron 20.1 millones de hogares que dispusieron de Internet, lo que representa el 56.4% del total nacional, ya sea mediante una conexión fija o móvil, mientras que la proporción de hogares que disponen de computadora registró un 44.3%.

Los televisores son los bienes de mayor penetración en los hogares, ya que en 2019 el 92.5% contó con al menos uno. Respecto del tipo de televisor disponible en los hogares, la ENDUTIH revela que el 76.5% de ellos cuentan con al menos uno de tipo digital. Tomando en cuenta que todos los hogares con televisor digital están habilitados para recibir señales abiertas, otro conjunto de interés es aquel que, aunque sólo dispone de televisor analógico, cuenta con señal de televisión de paga que le permite recibir señales digitales; los resultados de la ENDUTIH 2019 arrojaron que éstos representan un 8.7% de los hogares con acceso a la señal digital.

Por su parte, los hogares que cuentan con un televisor analógico y reciben señal por medio de un decodificador representan un 5.1% del total. De esta manera, el 96% de los hogares del país reciben la señal de televisión digital a partir de alguno de los tres medios mencionados anteriormente: televisor digital, señal de televisión de paga o decodificador.

En ese sentido, ¿Qué pasará con el porcentaje de la población que no cuenta con conexión a internet, televisión, dispositivos móviles y equipos de cómputo para sobrellevar adecuadamente el aislamiento social? Será conveniente desarrollar e implementar una estrategia educativa y digital que se adapte a las brechas de desigualdad de los hogares mexicanos, de igual forma las instituciones públicas e iniciativa privada deberán actualizar sus manuales de operación para los trabajadores que no puedan llevar a cabo un home office por carecer de estos instrumentos tecnológicos y que el trabajo desde casa no implique un gasto que sea absorbido por el trabajador, privando a la familia de recursos indispensables para la adquisición de insumos básicos durante el aislamiento social.

La generación pandemia se enfrenta a situaciones y límites no deseados, pero que también pueden ser ventanas de oportunidad para las iniciativas públicas y privadas que sin duda, no planearon alguna estrategia para este tipo de crisis sanitaria; más aún, los que no se habían sumado totalmente a la transformación digital, que seguramente han sufrido un mayor impacto.

Sin embargo, como bien dice el dicho “nada es para siempre” y la emergencia sanitaria llegará a su fin, todos podremos salir a las calles para reanudar nuestras actividades cotidianas y deberemos de tomar en cuenta las debilidades de cada uno durante esta pandemia para mejorar y convertirlas en fortalezas, replanteando y  organizando desde estrategias hasta estilos de trabajo.

En la vida personal, la generación pandemia también aprenderá a disfrutar cada día, ya que no se sabe cuándo se viva una nueva emergencia sanitaria.

Los desatinos de la Comunicación Presidencial

Cada Presidente tiene su estilo personal de comunicar sus decisiones. Algunos deciden enfrentar al toro por los cuernos y actuar sin intermediarios, mientras que otros delegan esta responsabilidad en voceros. Todos creen que su estrategia es la correcta hasta que se impone la realidad social y viene el éxito o el fracaso.

La pandemia mundial por el Coronavirus ha puesto en evidencia las fortalezas y debilidades de la comunicación presidencial. No voy a referirme a la comunicación del gobierno porque casi no la veo en la agenda pública.

No me he perdido casi ninguna de las conferencias mañaneras que se montan en el escenario del Palacio Nacional. Después de tres campañas presidenciales y otras tantas estatales, el jefe del Estado mexicano sabe bien que la comunicación política es esencial para apuntalar a un gobierno que se encuentra en medio de una crisis sanitaria y económica de consecuencias incalculables. No le gusta dejar espacios vacíos “porque los llenan nuestros adversarios conservadores” y emite mensajes todos los días recalcando que “vamos bien”.

Sin embargo, con frecuencia se ve enojado, exhibe con regocijo a sus críticos de los MEDIOS, como si continuara en campaña, y advierte a los empresarios que no cambiará de rumbo económico. ¿Qué está pasando realmente con la Comunicación Presidencial?

Mi tesis es que el mensaje no está conectando con todos los públicos y carece del famoso “feedback” y la interacción social, indispensable en toda estrategia efectiva de comunicación, debido a que le faltan por lo menos dos poderosos ingredientes: CREDIBILIDAD de los ciudadanos (no sólo del pueblo raso) y promoción estratégica del discurso a través de RELACIONES PÚBLICAS para persuadir a los diferentes grupos sociales de los beneficios de las políticas públicas.

Hablemos primero de las fortalezas comunicativas: el cambio de estilo, el discurso, la imagen y la identidad que se construye en la casa presidencial al cabo de casi 17 meses de gobierno.

No voy a cuestionar el estilo personal de comunicar del líder tabasqueño. Tiene derecho a ser él su propio portavoz y a escoger su propio circo aunque no estemos de acuerdo con él. Tiene derecho incluso a no prestarle el micrófono a nadie de su gabinete. No es el primer Presidente que decide toda la estrategia de comunicación, las prioridades y los mensajes clave. Antes, Calderón y Salinas, por citar a los más recientes, determinaban qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo. Por ello, el estilo no debe sorprendernos.

Tampoco voy a criticar los medios que utiliza para transmitir su mensaje. Prefiere las “benditas” REDES SOCIALES sobre los medios tradicionales, pero este tema de la relación con los medios amerita otro texto.

En materia de imagen, el Presidente ha decidido apostar por la comunicación cargada de símbolos y no está mal, muchos otros jefes de Estado lo han hecho en México y el mundo. El simbolismo es una forma de comunicación. Los símbolos sirven para representar una realidad, pero cuidado, ya que muchas veces esa realidad no existe y sobreviene el desencanto colectivo.

Ahora bien, ¿qué identidad busca el inquilino de Palacio Nacional? Por lo que ha dicho, aspira a ser el símbolo de todo lo bueno, a ser percibido como el presidente de los pobres y a pasar a la historia como un líder justiciero, auténtico, humano, honesto y pacífico. Tiene derecho a ello. No hay que olvidar que el populismo sigue de moda. Habrá que ver cuando termine su mandato.

El problema de fondo, me parece, está en el mensaje lineal y vertical que se quiere transmitir a todos y está llegando sólo a un tercio del público deseado, con el agravante de que buena parte de la sociedad no cree en él y lo rechaza porque lo percibe como falso, está lejos de sus expectativas y lo interpreta no como información valiosa sino como propaganda para manipular a las audiencias en beneficio propio. No lo sabemos, pero quizá el Presidente es de los astutos políticos que considera que la comunicación política pasa por la propaganda  y los equivocados somos los ciudadanos y sus rivales que deben limitarse a ser espectadores de su faena en el ruedo de la gran plaza.

Cuando el Presidente se aferra a un discurso que no es bien recibido afuera de su círculo, debido a que hay una larga distancia entre lo que se dice y lo que se hace, está construyendo realidades que no existen y percepciones momentáneamente favorables pero que suelen desinflarse como burbujas.

Todos los días, subraya el mensaje que dirige centralmente a sus partidarios. Ha dado cientos de conferencias y grabado decenas de videos, pero la comunicación presidencial parece hasta hoy ser incapaz de articular y transmitir un mensaje coherente. Diga lo que diga, muchos ciudadanos no compran su discurso ni se han subido al barco de la 4T porque el jefe del Estado no los ha convencido de que tiene una visión distinta del anterior régimen, un proyecto articulado de país y el cambio de rumbo es un salto al futuro y no al pasado. No parece entender o no quiere entender el sentimiento y el resentimiento de las clases medias y altas, cuando debiera sumarlas.

El mensaje del verdadero cambio no ha sido claro ni realista y toda ficción comunicativa podría venirse abajo. La política necesita de los símbolos para transmitir realidades complejas, pero éstos suelen ser insuficientes para tapar simulaciones o fracasos.

La comunicación presidencial está empeñada en exhibir a como dé lugar un buen gobierno -esa es su tarea- cuando en realidad lo que muchos perciben es una mala gestión de gobierno y un rumbo equivocado, lo que constituye una apuesta altamente riesgosa, pues la sociedad puede terminar señalando mentiras y tildando de falso al portavoz.

No hay duda en la historia de la comunicación: la credibilidad y la transparencia siempre le ganarán la carrera a la manipulación y la opacidad informativa.

¿Qué hacer ante este escenario?

Ojalá que la comunicación presidencial comprenda la verdadera realidad social -lo cual dudo conociendo el estilo- y transite de un juego de suma cero a un juego de ganar-ganar. Si persisten los desacuerdos todos perderemos.

En suma, la comunicación presidencial necesita ganarse la confianza ciudadana para lograr sus objetivos e imponer una nueva visión de país. Y la sociedad necesita colaborar con sus gobernantes y vigilar que rinda cuentas. Si no hay un buen acuerdo que concilie intereses, creencias e ideologías políticas de ambas partes y, por el contrario, se insiste en imponer desde arriba una visión personal del poder, me temo que la comunicación presidencial será un fracaso en perjuicio de todos.

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La Comunicación a prueba

Está claro, la crisis de COVID-19 demanda que los ciudadanos sean precavidos y tomen las acciones y medidas necesarias para evitar propagar el contagio. No se trata de esperar que un gobierno resuelva por decreto una crisis, sino que en el trabajo colaborativo generado desde los medios de comunicación este la respuesta.  La pandemia del coronavirus  ha puesto a prueba a diferentes sectores sociales pero sobre todo a los medios de comunicación tradicionales.

La crisis exige Información veraz y oportuna por parte de sus sociedades

Un estudio elaborado en España da a conocer que ante la crisis de la pandemia  la radio y la televisión son los medios mejor aceptados por la sociedad. Un 48.1% de la población considera que su labor es muy positiva o positiva y otro 28.3% le da una influencia intermedia. Solo la ven como negativa el 10.6% de los ciudadanos.

Situación contraria es lo que marcan a las redes sociales, que son las que salen peor paradas en la información de esta crisis. El fenómeno de las fake news y los bulos, son contundentes: casi cuatro de cada diez personas en el ámbito internacional creen que las redes tienen un papel negativo o muy negativo. Por otra parte, un 31.3% de la gente las ven como algo positivo y el 26.1% considera que su influencia es media.

En esta ocasión la visión negativa generalizada de las redes sociales ha generado más desconfianza que los medios de comunicación tradicionales, lo que sin duda habla de una crisis.

El riesgo, como bien es sabido, nos remite a lo que las personas pueden hacer ante el miedo. Ahí, es precisamente donde se revaloriza la comunicación de crisis y la necesidad de que todo gobierno, en sus múltiples niveles (nacional, estatal y municipal) cuente con una estrategia para un contexto de tal dimensión.

Desde el pasado mes de noviembre del 2019, justamente cuando iniciaba  la ahora pandemia COVID-19 en Wuhan provincia de China, los ojos del mundo empezaron a voltear ante la amenaza que esto representaba para la humanidad y la economía del mundo. La pandemia que en muy poco tiempo alcanzo a España, Italia y desde luego a los Estados Unidos donde los niveles de muerte han sido mucho más elevados que donde originalmente se generó esta crisis,  ha obligado a los medios de comunicación en México estén a la altura de la emergencia no solo para dar a conocer las acciones asumidas desde el gobierno, sino para hacer conciencia entre la sociedad de los estragos que dejará COVID-19 a su paso.

Comunicadores rompen zona de confort en pos de la veracidad, se suben al carro de la  modernidad

El coronavirus como tema en los medios de comunicación sigue escalando en interés y ya domina la agenda. Los clics en los principales portales de noticias ha obligado a los medios de comunicación tradicionales como la Radio y Televisión a materializar el concepto multimedia, dejar atrás la simple y tradicional llamada telefónica para dar paso a la videoconferencia con el único objetivo de dar mayor certidumbre, dar rostro y sustento a la información emitida por los especialistas en medio de una crisis de dudas, cruce de información entre mezclada por intereses políticos y fuera del tema central que es la salud.

Hoy por hoy decenas de espacios informativos lucen como mosaicos, tapizados de imágenes y sonido informativo de manera simultánea. La crisis pandémica y la tecnología obligo a muchos comunicadores a romper su romance con la simple llamada telefónica para informar. Lo que ha fortalecido a la certidumbre informativa en medio de las imprecisiones, llamados a destiempo y posiciones laxas de las autoridades para salvaguardar la vida de nuestra sociedad.

El probable inicio del coronavirus

Para poder entender la situación que la humanidad está viviendo actualmente se requiere una mirada de 360º e imaginación; con lo que lograremos comprender el curso de la historia, entrever los vacíos que están agravando nuestros sistemas de vida, y vislumbrar el futuro con soluciones que nos conduzcan a una civilización que nos permita vivir en prosperidad y armonía en común.

Ofreciendo mi punto de vista como profesionista de la Ciencia de la Comunicación, sírvase de él como un puente adicional más de entendimiento, de los ya existentes en los medios de comunicación. No sólo para comprender lo que el futuro nos deparará, sino también como una herramienta visionaria para construir realidades relativas; porque claro está, que la verdad absoluta solamente existe al alcance de una fuerza omnipresente.

Por otra parte, aprovecho el preámbulo para informar que dada la magnitud del continuo crecimiento de ésta naturaleza, mi opinión se tendrá que desplegar periódicamente en próximas publicaciones.

A mi modo de ver, la historia de la pandemia pudo haber comenzado con una gota que derramó el vaso: el devastador incendio que arrasó con millones de hectáreas de vegetación y animales en Australia. Precedido por el incendio del Amazonas, y un poco atrás, el colapso y deshielo de la Antártida. Si ud puede detenerse, no a pensar, sino más bien a dimensionar la increíble gravedad que representa este grado de destrucción ambiental masiva para el planeta, entonces ud estará cerca de comprender el significado real de la pronta extinción de nuestra especie.

Algo muy fácil de decir en textos de ficción o novelas, pero muy difícil para un maduro estado de conciencia.

Haya sido una iniciativa secreta por un presidente perteneciente a un país poderoso, o por varios, o incluso por sociedades de élites como el grupo Beilderberg donde reune a multimillonarios, políticos y banqueros de Europa; los efectos y afectaciones sociales que arrojan la pandemia del COVID-19, aproximan a un urgente plan de emergencia internacional: la purga sobrepoblacional del planeta.

El ejemplo bien puede caber en la misma comparación que un perro cuando al infestarse de pulgas, o el intestino de un ser humano al cundirse de flora bacteriana, en cualquiera de ambos casos se procedería a utilizar una agresiva medicación depurativa para salvar urgentemente a un organismo de agentes invasores.

Ronda por ahí una interesante versión en medios alternativos, en el que se dice que Bill Gates y su esposa sostuvieron un conclave junto con otras figuras de poder, donde se planteó la idea del virus. No se precisan los términos, pero sí induce un mensaje con cierto objeto lucrativo, como el de activar el negocio de las farmacéuticas o químicos. Aunque me sigo preguntando ¿de qué forma podría seguir obteniendo ventajas económicas un apoderado inventor de la tecnología moderna como lo es el dueño de Microsoft en un tema de salud pública? ¿…Biotecnología?, quizás.

Fuera de los riesgos desinfomativos que puedan ocasionar el intentar ver a través del velo hermético que esconde los intereses de una sociedad secreta, preferiré presentar a continuación algunos valores políticos que son más visibles a la luz pública y que son necesarios considerar:

1. El virus fue detonado en un lugar como China, donde la cultura alimenticia era propensa al desarrollo del mismo. Además de ser un país que ha llegado a colocarse entre las tres potencias más importantes del mundo y que debe preocupar a quien se considere reinante del primer lugar.

2. La población principalmente afectada son los adultos mayores. Un sector social que se caracteriza por la improductividad y una vida cercana a la muerte. Por tal motivo, podemos decir que se trata de un virus (de manufactura humana) diseñado perfectamente para acabar con éstas personas.

3. La moneda mayormente favorecida es el dólar, procedente de los EU. País que en los recientes escenarios políticos, ha creado mucha controversia entre los mercados internacionales por la acelerada competencia que le han creado Rusia y China. En un efecto de desaceleración económica, puede permitirse poner en pausa al mundo y recuperar fuerzas, mientras que para otros países, la pausa podría significar crisis y déficit.

4. La hipótesis que señala a China como principal responsable de mutar el virus, argumenta que meses atrás, EU la obligó a firmar un acuerdo internacional en cuya propuesta no estuvieron en nada de acuerdo. A fin de evitar inconveniencias políticas, optaron por firmarlo.

Estoy seguro que todos deseamos que ésta situación sea sólo una cuestión de días para que vuelva completamente a la normalidad. Pero la tendencia es que al menos, en México, comience a agudizarse. La curva del descenso aún no llega. Y al ser un país tercermundista, mínimamente, puedo estimar que una cuarta parte de su población se verá perjudicada, en la salud o en lo económico.

Para ésta clase de adversidades que asola al mundo, la alternativa que parece ser más viable para México, tiene que ver con un valor moral que lo ha mantenido en el rezago del crecimiento: la Solidaridad. Detrás de ella se encuentra nuestra Esperanza; ya que solemos despertar ante el dolor colectivo como recientemente lo vimos en el terremoto del 2017.

Finalmente, a manera de recomendación o salvavidas espiritual, lo que ningún ciudadano del mundo debe permitirse bajo ningún motivo aparente, es que el Miedo entre a sus hogares y a sus corazones.

El marketing en tiempos de coronavirus

Sin duda, las últimas semanas han sido de bastante incertidumbre por la pandemia de coronavirus que azota al mundo y para nadie es un secreto que ningún país está preparado para recibir este tipo de crisis sanitaria, sin embargo, hay que reconocer también que el mundo será otro después del covid-19, tanto en economía, mercados, prevención sanitaria, de la misma manera lo hemos visto en materia de comunicación y en la forma en que las empresas harán un marketing efectivo.

En el sector privado, mientras algunas empresas han suspendido operaciones por prevención contra el covid-19, otras han ajustado su producción para fabricar insumos que hoy en día son prioritarios para la población como lo son guantes, gel antibacterial, respiradores, etc; los sectores son desde el automotriz, energía, construcción, hasta moda y belleza; el objetivo principal sin duda es ayudar, pero al mismo tiempo la adaptación de las empresas a la circunstancia actual refleja esa empatía ante la crisis que la gente quiere ver en lugar de un spot en horario estelar y que sin duda, genera mayores beneficios que una inversión publicitaria, pues al mismo tiempo logra proyectar una buena imagen para la marca.

En México, de los primeros ejemplos que pudimos ver fue por parte de Grupo Modelo, quienes anunciaron la entrega de 300 mil botellas de alcohol de gel antibacterial para las unidades y hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dicho producto fue elaborado con una concentración de alcohol de 70 por ciento a partir del extraído del proceso de fermentación de la cerveza Corona Cero, en la planta de Tuxtepec, Oaxaca. Por lo cual, no tuvieron pérdidas generando un producto nuevo, adaptaron sus insumos, no invirtieron grandes cantidades en publicidad y la acción de entregarlas a la Institución de Salud Pública más grande de México fue el mejor acierto mercadológico que pudieron hacer ante esta pandemia.

Este tipo de medidas también controlan financieramente el bache económico de la actual situación y a su vez, postergando gastos en publicidad y mercadotecnia que muchos anunciantes tienen mensualmente con diversos medios de comunicación como electrónicos, digitales, impresos y exteriores.

Por otro lado los medios de comunicación, tienen un gran reto ya que el llamado de las autoridades a mantener al mayor número de personas en sus casas, como medida de control ante la pandemia del covid-19, podría convertirse en una ventana de oportunidad o debilidad para las empresas de medios de comunicación en México.

Con menos gente en la calle, es de suponerse que hay más personas frente a sus televisores con necesidad de información o entretenimiento, lo que incrementa las posibilidades para las televisoras de tener a más personas viendo sus canales, ganar rating e incrementar anunciantes.
El problema es, que para las televisoras la pandemia y las complicaciones económicas que se generen son inciertas, por lo que aún es una incertidumbre lo que esta coyuntura podría generar para los negocios de publicidad y contenidos de estas compañías. La problemática no solo radica en la falta de anunciantes, sino en mantener atractiva su barra programática; por ejemplo, la suspensión de eventos deportivos ocasionados por el aislamiento social, lo cual provocó que canales como ESPN y Fox Sports, dejaran de transmitir contenidos en vivo porque no hay deportes que narrar y los comentaristas también están en sus hogares.

Un caso que sobresale ante esta incertidumbre económica y menor gasto en publicidad, es el del aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio, el cual originalmente se tenía previsto realizar este verano, pero ahora tendrán lugar en 2021.Esta postergación podría generar un retraso o incluso la cancelación de los beneficios por ventas de publicidad y otros vinculados que atrae a millones de espectadores a las pantallas, un hecho que coincide con el aplazamiento del gasto de publicidad en las empresas.

En México, otra cara de la publicidad en tiempos de coronavirus se ha visto en el sector público, que si bien ha invertido tiempo, recursos y esfuerzos, la campaña de #QuedateEnCasa no ha podido lograr el objetivo de generar conciencia en los mexicanos, quienes siguen llenando las playas pensando que son vacaciones, situación que ha tenido que ser tomada por parte de los gobiernos estatales, al grado de tomar la decisión de cerrar completamente las playas.

Es un hecho que las ruedas de prensa diarias nos actualizan de la situación respecto a la pandemia, pero aún falta fortalecer los mensajes para la población. La estrategia de comunicación del gobierno se tiene que ampliar, las campañas preventivas sobre el cuidado y las medidas de higiene adecuadas para evitar que se propague el virus que podría llegar a colapsar el sistema de salud son necesarias, sin embargo, el crear un personaje como “Susana Distancia” y difundir hasta 9 diferentes spots con este personaje por tiempos oficiales, están lejos de ser la estrategia adecuada.

Ampliar la estrategia deberá de consistir en tomar en cuenta tres cosas: los diferentes grupos a los que se debe de informar , los medios de comunicación a los que están expuestos y los mensajes para cada grupo. Lo anterior, debido a las personas que no se quedan en sus casas, ya sea por su trabajo o porque simplemente no les interesa el aislamiento social, esta población es a la que no solo se le debe de dar el mensaje del correcto lavado de manos, si no también se les deberá de informar las medidas a tomar en la calle, sus trabajos y en los medios de transporte que utilizan; así como el tipo de medio de comunicación a los que estarán expuestos, ya que no solo será televisión como los que cumplen con el aislamiento social en sus casas.

De igual forma, se deberá de comunicar de manera concreta a la población más afectada por el aislamiento social, las medidas a tomar frente a la inminente crisis económica consecuencia de esta pandemia. Si bien se realizó un anuncio el pasado 5 de abril por parte del presidente López Obrador, respecto al Plan de Reactivación Económica para enfrentar los efectos de la pandemia por COVID-19, en el mismo no hay medidas concretas de dicho plan ni el cómo se realizará.

Tomando en cuenta que en dicho plan también se anunció la reducción de gastos de publicidad, no se vislumbra en un futuro cercano que se lleve a cabo una estrategia de comunicación de 360 grados como debe de hacerse ante este tipo de crisis sanitarias. Por lo cual, al menos en México el comportamiento mercadológico ha sobresalido de manera positiva por la iniciativa privada y no por el gobierno como en otros países.

En tiempos de coronavirus, no hay otra estrategia de marketing efectiva más que la adaptación a los nuevos mercados, a los diferentes medios y formas de comunicación sin la necesidad de generar gastos excesivos.

 

“No compre participación en el mercado. Averigüe cómo ganárselo”

Philip Kotler