Turismo de vacunas reactiva economía de EU
Para el primer día de junio de 2021, menos del 10% de la población mexicana había recibido una vacuna para protegerse del Covid-19. La situación del país con el que compartimos frontera en el norte es diferente, ya que su campaña de inoculación ha cubierto a gran parte de sus residentes y también abrió desde mayo la opción para que reciban la dosis quienes los visiten.
Armando Bojórquez, presidente de la Asociación de Cultura y Turismo de América Latina, dio a conocer hace unos días al periódico La Jornada, que por lo menos unos 400 mil mexicanos han viajado a Estados Unidos para inocularse, y que la cifra podría llegar a 1.2 millones para finales de octubre.
Consulta Mitofsky también hizo una encuesta entre los mexicanos, a quienes preguntó cuántos conocían a alguien que hubiese viajado a Estados Unidos para vacunarse, y el resultado fue que 4 de cada 10 habitantes de este país saben de un familiar o conocido que ha hecho el llamado “turismo de vacunas”.
Aunque en un principio fueron algunas entidades las que abrieron la oportunidad de inocular a extranjeros, actualmente la lista incluye a Arizona, Luisiana, Texas, Alabama, California, Colorado, Indiana, Iowa, Michigan, Nevada, Nuevo México, Ohio, Carolina del Sur, Tennessee, Virginia, Florida y Nueva York.
El proceso consiste en revisar las citas en Internet, elegir lugar y horario, conocer qué vacuna se recibirá y presentarse. Ahí se deberá mostrar una identificación de que se es mayor de 13 años, el personal médico realiza la inyección y en el lugar se debe permanecer 15 minutos por si se tuviera alguna reacción.
De acuerdo con la agencia de viajes RSC Travel World, entrevistada por la agencia Reuters, los sitios más elegidos por los mexicanos para el turismo de vacunas son Houston, Dallas, Miami y Las Vegas, por lo que se considera que los vuelos hacia estas zonas han subido de precio entre 30 y 40% desde mediados de marzo y hasta la fecha.
El Centro de Investigación en Turismo México, que forma parte de la Universidad del Verbo Encarnado, en San Antonio, Texas, pronostica que uno de cada cuatro personas que llegan a dicho estado son mexicanos en busca de la vacuna, y revelan que el boom de viajar a esta zona para inocularse también ha crecido entre los sudamericanos.
Aunque existen casos de turistas que tienen mayor confianza al servicio médico de Estados Unidos para acceder a una vacuna, la gran mayoría de quienes destinan un presupuesto a viajar para inocularse pertenecen a un rango de edad activo laboralmente, pero no considerado dentro de las estrategias de corto plazo para el plan de vacunación.
En México, actualmente recibieron vacunación los mayores de 60 años, médicos de primera línea de combate al Covid-19, profesores y embarazadas. Parte de la población de entre 50 y 59 años ya tuvieron acceso a su primera dosis.
La última semana de mayo se abrió el registro para los mexicanos de entre 40 y 49 años, aunque las fechas para ser inoculados no se han informado. Para el resto de la población no hay registro abierto ni fecha para que suceda.
“Mis papás me convencieron de viajar para vacunarme, ya que estaban muy nerviosos de que me contagiara por segunda vez. Sufro de alergias y tengo problemas en los bronquios, así que consideré que era buen momento de viajar para cuidarme. Siento que en México vamos muy retrasados, además de que en Estados Unidos tienes la opción de elegir la marca de vacuna que te pondrán y aquí no”, revela Paulina Casanova, Directora de Relaciones Públicas de nuestra agencia, quien viajó a Texas para protegerse del Covid-19.
Respecto al proceso que siguió para hacer su cita, explica que fue vía Internet, donde encontró las ubicaciones de farmacias o tiendas de autoservicio que tenían registro abierto para inocularse. Si bien el vuelo para la primera dosis pudo encontrarlo a precio accesible, lo complicado fue regresar para para la segunda aplicación.
“Cuando comenzó el turismo de vacunas no nos quisimos arriesgar, no había información clara, pero cuando la situación cambió planeamos un viaje en familia de cuatro días por si estando allá teníamos algún efecto secundario. Al final fue un viaje para turistear también, hacer algunas compras y comer lo típico de la zona”, revela Paulina.
Con INE en mano, el personal no le hizo mayor cuestionamiento y regresó con la tranquilidad de elegir su vacuna y sentirse más protegida en sus actividades y convivencias diarias.
Jessi Solís, de 23 años, y estudiante de Administración, es otro caso del turismo de vacunas. Su argumento para viajar con amigos fue que por su edad no hay fecha para ser inoculada en México, y mientras eso no sucediera se sentiría con el temor de contraer el virus, como ya sucedió con algunos miembros de su familia.
“Un mes antes de irnos planeamos el viaje, asignamos un presupuesto promedio de 30 mil pesos por persona para el vuelo, hotel, transportes y también para hacer shopping”, revela Jessi.
Toda la información la buscó por Internet, y eligió Miami para su viaje. En su momento, como requisito le pidieron que sus vuelos de ida y vuelta tuvieran diferencia de por lo menos un día, por cualquier reacción que le pudiese provocar la vacuna. Su estancia fue de una semana. Considera que lo único complicado es que no pudo hacer su cita desde México, ya que el sistema sólo permitía guardar un espacio para quienes se conectaran desde Estados Unidos.
Por salud, tranquilidad y, de paso, por salir del confinamiento, el turismo de vacunas es una bocanada de la vuelta a la “normalidad” sin riesgos. Además, se ha convertido en una oportunidad para que diversas zonas de Estados Unidos reactiven sus actividades y recuperen la derrama económica de los visitantes que no tuvieron por varios meses. ¿Será que todo este tema también lo tenía claro Biden al apresurar la inoculación en su país?